Robo de cables: ¿y si la iluminación solar se convirtiera en la solución?
El robo de cables de cobre ha ido en aumento desde hace algunos años tanto en Francia como a nivel internacional. Este fenómeno, con múltiples consecuencias, afecta gravemente a las redes de infraestructuras públicas, en particular al alumbrado urbano.
«Los Ángeles se está quedando a oscuras debido al robo de cables, y la factura es bastante elevada si ciudades deciden ocuparse y hacer reparaciones. Por 12.000 dólares en cables robados, el costo de las obras para la colectividad asciende a un millón de dólares», asegura Hocine Benaoum, Director de Fonroche Lighting America.
Esta cifra refleja una tendencia impulsada por el alto valor del cobre en el mercado, convertido en un auténtico “oro rojo” para las redes vandálicas.
Tras estos actos, las consecuencias son graves: interrupciones del servicio eléctrico, aumento del gasto público municipal, deterioro de la seguridad ciudadana, etc.
I. Impacto real y soluciones
Problemas causados por el robo de cables en luminarias públicas
En un contexto de transición del sector de la iluminación urbana, los municipios se enfrentan a un triple desafío:
- Garantizar la seguridad de los ciudadanos
- Reducir su impacto medioambiental
- Contener los gastos frente a la disminución de las subvenciones públicas
El aumento de los robos de cables se convierte así en una carga adicional para las administraciones locales, los operadores de redes y todos los actores del territorio.
Robos que pesan sobre los presupuestos públicos
Las cifras hablan por sí solas. En 2024, una Asociación francesa de alcaldes Rurales contabilizó 28 robos de cables eléctricos en menos de seis meses en varias localidades. Estas zonas, a menudo menos vigiladas, se convierten en blancos fáciles. En España, en 2022 se registraron más de 3.000 incidentes de robo de cable, lo que representa cientos de kilómetros de cable robado.
Reposición de cables, obras de rehabilitación, desvío del presupuesto municipal… son costos financieros que los municipios deben asumir. En algunas localidades, la frecuencia de los robos y el precio de las reparaciones han acabado por desanimar a los representantes municipales, que optan por no reinstalar el alumbrado dañado. ¿El resultado? Barrios o ejes enteros sumidos en la oscuridad durante varios meses, o incluso de forma permanente.
Para los ciudadanos, la ausencia prolongada de alumbrado público afecta directamente la calidad de vida de los habitantes. No es solo la falta de luz, es también la sensación de inseguridad, la limitación de actividades exteriores al caer la noche, retraso en los proyectos de urbanismo.
Para quienes viven en zonas aisladas, el sentimiento de abandono se vuelve aun mas fuerte.
Los robos de cables refuerzan el desequilibrio territorial, ampliando aún más la brecha entre zonas urbanas bien equipadas y zonas rurales más vulnerables.
Como lo señaló Diego, Director de Alumbrado y Semaforización en Tucumán, Argentina, en octubre de 2024: « Hemos constatado que cinco cuadras, es decir, aproximadamente 25 columnas de alumbrado, han sido vandalizadas y se sustrajeron el cable de alimentación a la luminaria. (…) Cuando se producen estos hechos vandálicos, no solamente se apagan las luminarias afectadas, sino que también queda a oscuras todo el sector. »
Un riesgo creciente para la seguridad
Los robos de cables no suponen únicamente un perjuicio económico para los municipios: también ponen en peligro la seguridad pública. El alumbrado vial cumple una función esencial en el espacio público: garantizar la visibilidad, prevenir accidentes y reforzar el sentimiento de seguridad, especialmente durante la noche.
La ausencia de iluminación provocada por los robos aumenta significativamente el riesgo de accidentes, sobre todo para los usuarios vulnerables como peatones y ciclistas. En zonas urbanas y rurales, una calle mal iluminada o en penumbra se convierte en un entorno de alto riesgo.
Según el Observatorio Nacional Interministerial Francés de Seguridad Vial (ONISR), la conducción nocturna es dos veces más peligrosa que la diurna. La falta de luz reduce la percepción de obstáculos y dificulta la visibilidad de peatones, lo que incrementa el número de accidentes. Además, varios estudios han demostrado que las zonas mal iluminadas registran tasas de criminalidad más elevadas, mientras que una iluminación adecuada permite reducir significativamente estos riesgos.
La falta de iluminación provocada por los robos también aumenta la vulnerabilidad de los barrios y espacios públicos, que se han convertido en caldo de cultivo para la delincuencia.
Un estudio realizado en Nueva York por investigadores de la Universidad de Chicago y del CrimeLab demostró que la modernización del alumbrado público puede reducir la delincuencia en un 36 % en ciertos barrios, simplemente aumentando la visibilidad y el sentimiento de seguridad de los residentes.
Ante esta situación, muchas ciudades estadounidenses han creado páginas informativas en sus webs municipales (telecomunicaciones, alumbrado público) para que los ciudadanos estén más informados y participen como vigilantes comunitarios. Pero más allá de estas medidas, muchas administraciones locales buscan alternativas más resilientes, capaces de garantizar un alumbrado continuo sin depender de una red cableada vulnerable a robos. Es ahí donde surgen tecnologías autónomas y sostenibles, como el alumbrado solar.
II. ¿Por qué el alumbrado solar es una solución duradera frente al robo de cables?
Ante el aumento del robo de cables, un alumbrado sin cables es la solución ideal para los municipios. El alumbrado solar autónomo se impone como una respuesta eficaz y sostenible.
A diferencia de los sistemas de alumbrado público tradicionales, la luminaria solar funciona de forma completamente independiente de la red eléctrica, utilizando la energía del sol. Equipado con paneles fotovoltaicos, baterías de almacenamiento y luminarias LED, cada luminaria solar es totalmente autónoma, garantizando un alumbrado fiable, seguro y resistente para proteger el espacio público.
Uno de los grandes beneficios de la luminaria solar es la ausencia de cableado. Al eliminar la necesidad de abrir zanjas o realizar obras pesadas de ingeniería civil, las soluciones solares son inmunes al robo de cables y a los daños asociados a la red eléctrica, lo que permite ahorros significativos.
Además, algunas soluciones solares innovadoras están equipadas con sensores inteligentes: detectores de movimiento, telegestión o sistemas antivandalismo que pueden detectar y comunicar en tiempo real cualquier alteración. Estos dispositivos refuerzan la fiabilidad del parque lumínico y facilitan un mantenimiento preventivo.
Uno de los mayores beneficios de instalar alumbrado solar reside en su fiabilidad. En caso de robo o avería, las luminarias solares siguen funcionando con normalidad, garantizando una visibilidad constante en las vías públicas. Esto contribuye a:
- Reducir el riesgo de accidentes, especialmente para peatones, ciclistas y conductores
- Reforzar la seguridad urbana, disuadiendo el vandalismo y los comportamientos delictivos
- Mantener un sentimiento de seguridad fundamental para la calidad de vida de los habitantes
Pero el alumbrado solar no solo resuelve los problemas de seguridad o robos. También responde a los desafíos medioambientales. Alimentado al 100 % por una energía renovable, contribuye activamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y limita su impacto en la fauna nocturna gracias a una luz mejor orientada y controlada.
Se trata de una solución eficaz y doblemente virtuosa, tanto para el planeta como para los ciudadanos.
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